viernes, 20 de abril de 2007

Antisocial y Amable

Esa contradicción me deja siempre pensando: ¿¿el arte es social o antisocial?? Torrentes de respuestas navegan por mi cabeza. Me respondo que lo antisocial es una respuesta o subespecie de lo social, una reacción que busca un equilibrio. Ahora ¿¿lo antisocial es un refugio?? Es posible, y también una trinchera. Pero lo que me da más vueltas es esa idea de lo antisocial en lo social. Creo que el arte que más me gusta viene por ahí. Ahora ¿¿qué es lo antisocial?? No me gusta la palabra protocolo, como tampoco me gusta la palabra estatuto. “Estatuto de lo social, protocolos sociales”, que si bien son cosas diferentes en un punto convergen: son formas establecidas. Y el arte me parece que existe justamente para eso, para sabotear las formas establecidas. No digo destruirlas, digo cambiarlas que no es lo mismo. Es cierto, cambiamos las formas por otras formas pero al menos no dejamos que esas formas se vuelvan rígidas como estatuas de plaza. Me gusta pensar en lo antisocial amable. Es ese sentido entiendo todas estas teorías sobre el arte como creador de nuevas reglas de sociabilidad. Sin embargo, soy una romántica empedernida. Leía en un sitio de rock que a principios de los 80, antes de que nosotros estuviéramos en este mundo, existió un movimiento que se llamó los New Romantics. Nuevos Románticos porque no queremos desechar formas de arte que nos gustan: pienso en Friedrich, que es un artista que siempre me modifica, me transmite sensaciones diferentes todo el tiempo. Pero es verdad que nos acercamos a obras del pasado siempre de manera distinta. Por último, quiero volver a hacer un mini homenaje a Fotos Sociales, el fotolog de Yanina Szalcowicz, al que no puedo dejar de ver como una de las películas más interesantes de nuestro tiempo. Y digo “nuestro” a propósito: ese tiempo donde esculpimos con emociones las formas vertiginosas de lo antisocial introspectivo en lo social bullicioso. Justo como este blog y tants otros. Hacer un blog es pensar en vivo y en directo, aunque paradójicamente el tiempo no deje de ser virtual.

Y no me pregunten por Porchi porque no sé nada. Debe estar enojado conmigo porque ya no me escribe. Porchi es una voz más que autorizada para referirse a este tema sobre el que hoy escribo.