lunes, 4 de junio de 2007

quiero ser una Blanchot post-grunge

Agregamos nuestra imagen a lo que escribimos. Nuestra voz, nuestra historia. Sustraerse un poco (no mucho) está bueno. Hasta diría que muy bueno. Todo esto empezó cuando estaba leyendo a Didi-Huberman. Nunca vi una foto suya. Ni escuché su voz. Georges Didi-Huberman es para mí un texto. Y me gustó eso. No sé si está casado, si tiene novia o novio, como es la forma de su cara, Y me gusta esa situación. Todo lo que sé de él viene del texto, de su forma de escribir, de moldear sus pensamientos y palabras. Hablábamos con amigos y yo les decía que antes, en la época de mi mamá o de mi abuela, era muy común. No teníamos internet: era un esfuerzo grande conocer la cara de muchos autores, ni que hablar su voz. No había canales de cable para ver a un autor promocionarse. Pienso en Blanchot, que no dejaba que se lo fotografiara ni que se lo filmara. Su no-imagen pública. No era mi intención sustraerme, pero cada vez me gusta más.
Por supuesto que sigo sintiendo (y muchas veces es muy intenso) el reclamo de una presencia que vaya más allá de la escritura. Y pienso ¿¿realmente qué ganaría?? ¿¿Eso haría mejor a mi escritura, a mi forma de conectarme con todos ustedes?? Sería diferente, por ahí estaría buenísimo. Pero lo cierto es que más que gustarme esto me asusta lo otro. Me gusta escribir sobre lo que veo, pero me daría pavor que me agredan como lo hacían en los comentarios. Sufrí mucho, me hacía mal. Estuve varias veces a punto de no escribir más. Así que por el momento quiero seguir experimentando esto. Me dicen que hago lo mismo que Thomas Pynchon o Salinger. Y me gusta hacer una y otra vez la misma broma: “por lo menos no hago lo mismo que Anónimo, que debe ser el autor más longevo y prolífico de la historia de la literatura y el arte”.
Sin dudas, cada cual dialoga con las obras de su tiempo con su estilo. Cada vez están más de moda esos libros tipo book de agencias de modelos en los que alguien se vende. En arteBA hasta se presentó un Who is Who del arte contemporáneo argentino. Era bastante bochornoso. Y me parece copado tomar ciertas determinaciones al respecto ¡¡jamás estaría en un libro así!! Y no estoy abriendo juicio contra ninguno de los que participaron. Creo que este tipo de “venga y participe, usted es el protagonista” es un termómetro de la naturaleza de gran parte del mundo del arte. Por lo cual, cada vez estoy más convencida de que está bueno participar de esta forma: no cargar a mi escritura con ninguna otra pertenencia que ella misma. Posiblemente cambie de idea en un futuro, no lo sé. Pero por el momento esta es mi elección.
¡¡Como una Blanchot post grunge!! Una hijita de aquellos fans de Cobain que copia la discreción de Blanchot con una prosa que no disputa nada.
En nuestras vidas a veces ganan las ausencias. De los que adoraríamos tener a nuestro lado y ya es imposible. Daría todo lo que tengo por volver a escuchar algunas voces en vivo y en directo.
Ya sé: Internet, un blog, no es “en vivo y en directo”, pero acá estoy.
Mao y Lenin.
Los quiere
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