sábado, 23 de junio de 2007

Yo también soy una espía

Espiar con el consentimiento, pero espiar. Una de las tantas cosas a las que nos invita el arte es a espiar sin culpa: los artistas parecían decirlo todo de todas las formas posibles y ahí estábamos para inventarnos como espectadores, para recibir toda esa información y procesarla indefinidamente. Durante años y años acumulamos millones de imágenes y naturalmente unas se fueron imponiendo sobre otras. Pero siempre supimos que las imágenes artísticas tenían otro status, otra jerarquía. El arte nos mostraba lo que sucedía en el cerebro emocional de los creadores y el resto era periodismo o fotos caseras. Hoy está todo súper mezclado, pero algo es seguro: seguimos espiando. Así se trate de un cuadro maravilloso colgado en una galería o en un museo o una foto privada puesta a circular en un fotolog, en todos los casos seguimos siendo espías. Por ahí la diferencia entre el arte y las imágenes que no lo son sea, para decirlo de este modo, una filosofía de la imagen. ¡¡Pero seguimos siendo espías!! ¿¿No es genial?? Que se reproduzcan tantas imágenes a veces cansa, hasta anestesia, pero finalmente agiganta nuestra capacidad de digestión visual. Sin dudas tenemos mucha más capacidad de recordar que alguien de otro siglo. Y con esa multiplicación interminable también cambian los relatos. Porque sabemos desde hace mucho que cada imagen, por abstracta que pueda ser, es un relato. ¿¿Podría existir nuestro yo sin relatos?? Por ahí antes los relatos tenían más palabras y de a poco se fueron llenando de imágenes. Así que nuestras formas de espionaje son cada vez más amplias, porque vamos explorando con el ojo tanto palabras como imágenes, aunque las palabras también puedan ser imágenes. Si algún día existiera una falla y se acabara internet ¿¿seríamos menos espías?? ¿¿La humanidad sería menos espía?? Me pregunto si toda esta capacidad de almacenar mentalmente imágenes continuaría genéticamente en las siguientes generaciones o no, se iría perdiendo. ¿¿Las generaciones próximas seguirán ampliando sin parar su capacidad de absorber o serán inmunes a todo?? ¿¿Seremos cada vez más espías o eso se detendrá en algún momento?? Hoy lo podemos ver todo: sabemos como vive la gente, como son sus habitaciones, como las decoran, cómo se visten cada día, todo se puede averiguar porque toda esa información es fácil de obtener. Internet es como una guía telefónica pero multimedial y esto sigue creciendo. Llegará un momento en que si averiguamos el nombre de alguien podremos ver su vida por You Tube.
Es decir, seremos una mezcla de los dioses del Olimpo con James Bond: nuestro ojo se infiltrará por todas partes.
Seremos los espías más perfectos del universo.