viernes, 27 de julio de 2007

Cippoflash!!

Holiiiiiiiiiiiiiiiiiiii !!
Desde hace mucho que quería escribir este post y por una u otra cosa lo fui retrasando ¡¡pero las ganas y las ideas crecían y crecían!! Hay fanatismos que llevamos como una remera ¡¡pero que no se ve!! Como un tatuaje que es a la vez un amuleto de la suerte que nos protege y nos da fuerzas.
El Cippodromo es para mí desde sus inicios una fuente inagotable de inspiración y de imaginación. ¡¡Leo sus post como si fuera una saga manga pero a la vez teórica y ficcional!! Son como noticias de un planeta que admiramos: un canal de información de una dimensión paralela pero que se parece mucho a ésta.
Lo genial del Cippodromo es que no se termina en sí mismo, sino que se continua por fuera, en infinitas direcciones. En nuestros diálogos, en las formas en las que pensamos, en las maneras en que leemos, en nuestros estilos de mirar una obra o una película o de navegar por la web.
Rafael Cippolini es como un Lewis Carroll ensayista: su mundo está poblado de las criaturas más extrañas. Y lo divino es que ¡¡queremos pertenecer a ese staff!! Porque es un planeta donde todo puede suceder. ¡¡Y sucede!!
Si veo una diferencia grande entre Rafael y otros colegas es que su curiosidad es infinita; mientras otros se limitan a glosar Artforum o leer la teoría de moda del momento, él apuesta a los caminos más bizarros y sorprendentes. Y es que de muchos podemos decir “es crítico de arte” o “escritor” o lo que fuera, pero a Cippolini es muy difícil clasificarlo. No conozco a nadie más que pueda entrelazar sin perder la gracia ni la inteligencia ni la lucidez ni la precisión plazas de la cultura rock, de la filosofía, de la teoría del arte, de la pasión por el comic, por el mundo virtual y por todos los pasadizos de la literatura.
Sigo sin entender qué es la patafísica, pero me deslumbra el estilo que Rafael le imprime. Podría ser cualquier cosa y siempre me cautivaría en sus trayectos.
El Cippodromo se continúa decía recién, en muchas otras cosas. Cuando todos los periodistas especializados omiten a un groso como Iuso, Cippolini estaba ahí desde mucho antes para potenciarlo. Lo mismo a Yamandú, a Kacero o a ¡¡mi misma!!.
Cippodromo es una fuente de imaginación en la escritura y en esto es de una generosidad inmensa. Es una usina de compartir la información y sus modos. Es dueño de un alto estilo de esculpir los conceptos, las teorías, que Alfredo Prior llama “novelas”.
No me voy a referir a ramona porque sería repetir lo que todos sabemos: lo que Rafael hizo ahí es impresionante. Hay un antes y después de su paso por esa publicación. ¿¿A qué revista no le gustaría tener en el timón a un Capitán Nemo como él??
Pero lo mejor es el presente y el futuro. Cippodromo es como un téster de lo mejor que puede sucedernos.
¡¡Y lo genial es que sucede!!
More Kisses.