jueves, 22 de noviembre de 2007

Confitada de interrogantes

No quiero tematizar nada. Ni siquiera a la pintura misma. Ni señalar un aspecto social o indagar en cómo podrá desandarse el camino de mi creación. Nada me interesa ahora, salvo el juego. A veces querés ser artista sólo para jugar, para crearte un universo. Es aburrido que te pidan que resumas en una frase el objeto de tu obra. No sé. O sí: es crear un territorio de juego. A veces querés ser artista para no pensar. Para sentir y percibir más intensamente, pero no para pensar, sino para escaparte de la palabra. Querés tener cabeza de oso. Como en los cuadros de Federico Fernández.
¿¿Por qué el artista no debe confiar en su imagen?? ¿¿Por qué tiene que hablar de su proyecto como si se tratara de un trámite??
Tampoco sé cuál es mi objeto. También tengo cabeza de oso. No sé bien por qué digo esto. Seguramente para crearme preguntas.
Yo visto a las obras de palabras. Las obras invitan a rodearlas de palabras, pero no piden nada. Sólo invitan. Y a mi me gusta vestir.
Vestir de palabras a una obra es dispararle sentidos. Confitarla de interrogantes.
No sé sobre qué tengo que escribir. Sé que necesito establecer el diálogo. Esta vez son estas pinturas con cabeza de oso, que me hacen sentir la cabeza en su lugar.
Lo que me aburre de la gran mayoría de las cosas que leo sobre arte es que todos saben de antemano todos los misterios que encierra una obra. Y no se pregunta nada. O poco.

¿¿Qué se pregunta un niño con cabeza de oso?? No tengo ni idea. Por eso escribo. Escribo sobre la construcción de las visiones.
Porque para mi una obra, sea cual sea la forma, termina convirtiéndose en una visión compartida. Dos personas o más (artistas y espectadores) observado lo mismo. Pero que genial cuando eso observado es un descubrimiento conjunto.
Nada me da mas placer que cuando un artista me dice “descubriste algo en mi obra que yo intuía que estaba pero necesitaba tus palabras”.
Lo que hago es interrogar. Interrogar a la visión con una inflexión de visión distinta. Mis palabras son imágenes en otros trazos. Aunque leas estas frases en una pantalla, desde un blog: sigo dibujando letras con las teclas.
Está muy bueno que no sepas. Que avances. Que creas en vos.
Compartimos una visión.
Ya te imaginás cual es.
¡Sí! Exactamente esa.
Acertaste.