lunes, 26 de noviembre de 2007

Falta

Extraño a María Gainza. Mucho. Cuando la leía en Página 12 había cosas de su escritura que me distanciaban un poco. Les decía a mis amigos: tiene un estilo muy prolijo. No la conozco personalmente y puedo imaginarme que ella es así. La escritura, como cualquier otra forma de comunicación, nos lo dice todo o casi todo sobre la persona que la practica. María siembra sus textos con citas de buen gusto, en un tono culto y agradable que jamás es altisonante. Pero por sobre todo tiene una gran amplitud de visión. Es una chica clásica.
María es un oasis frente a tanta glosa monográfica. A mi me aburre bastante la escritura que viene de lado de la historia del arte cuando se trata de avanzar sobre producciones contemporáneas. Ni me da gracia. Me gusta esa escritura de historiadores cuando se ocupan de objetos históricos. Y no me gusta nada la escritura que viene de las ciencias sociales. Debe ser porque hice un año de ciencias sociales y me inmunizó para siempre de ese tipo de escritura.
En general no me engancho nada con cómo escribe la gente en los suplementos y diarios. Ese tipo de escritura periodística cultural está llena de lugares comunes de escritura. ¿¿Vieron que siempre hablan de la misma gente, de las mismas muestras, con las mismas palabras y los mismos ejemplos??
Leo Estol no es el caso. Es un artista que me encanta, es un divino total, es mi amigo, pero lo que escribe en Radar sigue sin llenarme. Una escritura tiene que acercarme elementos que me abran a nuevas lecturas. Y presentarme artistas que no conocía. Me gusta pensar al escritor de arte como un explorador que hace de su visión de arte una aventura. Que para ver artistas que conocemos poco o no conocemos se entrometa con una escritura que nos sorprenda. Que no sepamos de donde viene.
Leo: la nota de ayer de Radar una vez más estuvo bien, fue correcta, me encantan las artistas de las que hablás, son de mis favoritas. Pero hay algo que no termina de ponerse en marcha. Lo que en tus obras funciona a las mil maravillas, lo que en tus instalaciones es riesgo, elegancia, provocación, sensibilidad e inteligencia en tu escritura se vuelve convención. Por más que vos te diviertas y aprendas mucho escribiendo. Eso no tiene nada que ver.
A las chicas seguramente les encantó la nota: se merecen estar en la página central de Radar. Lebenglik, con su escotoma monumental, jamás las recibiría en las suyas. Al menos no ahora.
Tu escritura funciona a la perfección como una continuación-expansión de tus obras. En ese sentido está rebuena. Pero en las páginas centrales de un suplemento como Radar, sobre todo con esa continuidad, en vez de agrandar tu visión la va achicando.
A las chicas Campopsi, todas alucinantes, les sirve como difusión.
Pero hubiera sido genial que no quedara sólo en eso. Una muestra tan buena como la que nos regalaron merecía otra cosa.
Y vos, Leo, también.