viernes, 21 de noviembre de 2008

No sé que quiero ser. Tampoco.

¡¡No sé cómo quiero ser!! En serio. Sé qué me gusta y qué no. Hay personas que me regustan pero no quiero ser como ellas. Y no sé qué es ser yo. Trato de averiguarlo escribiendo sobre cosas que me gustan a ver si descubro algo. Y siempre me pasa que cuando creo que estoy segura de saberlo en realidad no estoy nada segura.
Me molesta cuando nos quieren programar para que seamos todos iguales. Pero también cuando quieren que seamos todos originales y distintos cuando no se nos da la gana.


Somos todo lo que vivimos. Pero muchas veces no sabemos qué es todo lo que vivimos.
El arte que nos gusta tiene esas dos zonas. Son obras que transmiten lo que el artista nos quiere decir y lo que no sabe, pero a veces intuye.
No sé qué quiere decir autonomía del arte pero lo pienso en este sentido. En que las obras dicen siempre mas. Por eso el arte no es la propaganda de este discurso o de aquel otro. Es un discurso que está más allá.
Por eso busco en esa zona que está como escondida.


Ella me gusta y no sé por qué. Por la onda. Porque sale así a la calle. Porque es un mundo en sí mismo. Porque parece salida de un animé. No sé. Y no saberlo puede estar bueno.