sábado, 4 de abril de 2009

Que los colores se quieran


Las sensaciones vienen a mí, ni siquiera las espero.
Las más banales son las mejores. El ruido de las hojas secas cuando las piso.
La luz a las 9:15 hs de la mañana, que tiene la calidez justa.
El gusto de las tostadas en la primera mordida.
Olores. Los que vienen del otro lado de la pared de la casa de mi abuela.
Deben ser de flores. Pero no sé. Es algo pegajoso e irresistible.
Necesito construirme mi reino. Pintar con aerosol las paredes.
Quemar mis cuadernos viejos y verlos mientras se consumen.
Escuchar la música a todo volumen.
Descubrir discos viejos.
Todo esto soy yo.
Cuando voy a ver una muestra cada una de estas cosas me da vueltas.
Cuando voy a una fiesta también.
Me gusta cambiarle las cuerdas al bajo.
Leer el blog de Cecilia Pavón y no comentar nada.
Me gusta meterme en el baldío llegando a la avenida.
Apagar la tele.
Ahora me gusta pintar. Que los colores se quieran.
Me gusta cuando anochece, pero me da un poco de tristeza.
No me gusta acordarme de nada, salvo de esto.